Aún recuerdo tu excentricidad, tan propia y la vez tan familiar, que sentíamos ser dos extraños en el mundo, allí, tu y yo, un raro para el otro; dos gitanos errantes, embriagados de locura, drogados de delirios, locos de remate, y tal vez, más cuerdos de lo que alguna vez esa señora que nos vio besarnos podrá imaginarse.
Y ahora miro con tristeza renovada aquel café en el que cada tarde reíamos como dementes, tu con tus dientes blancos, yo con mi sonrisa amarillenta, tu con tus ojos vagabundos, yo con mis ojos que un día te puse a la venta.
Pero si ha parado de llover, por que sigo sintiendo gotas golpear mi cara? Acaso será la lluvia, o serán lagrimas rodando por mi rostro? Pero cual es la diferencia entre eso? Si un vagabundo no puede llorar bajo su descolorida sombrilla, entonces que demonios es lo que llamamos libertad?

Y aunque parezca patetico, he leído aquella nota que alguna vez me diste, donde en tres palabras escritas, con prisa, pena y miedo, plasmaste todo lo que mi locura necesitaba oir o en este caso leer: Guevón....te quiero.
Pero si el miedo no era perderte, por que aún deseo tenerte? Si el miedo no era amarte, por que aún no consigo odiarte? Si acaso estoy loco como todos dicen....por que tu recuerdo me da la cordura que no necesito?
Me da igual, no necesito las respuestas, no necesito preguntarme más acerca de tu partida. "Te fuiste, hijupueta, te fuiste"; es lo que me repito para recordarme que no estas, que te has ido, pero entonces....por que sigo leyendo tu nota?
Aunque, siempre has sido un alma libre, un soñador, un loco de remate, un demente o simplemente un lunático cuerdo, guevón, si algún día regresas acá estaré esperando volver a oír tus historias, tus deseos y la forma en como me decías tartamudeando: "Ma...Marica te qui....ero"
No hay comentarios:
Publicar un comentario