domingo, 21 de marzo de 2010

Ícaro perdió sus alas y su corazón.

Como Ícaro he encontrado he encontrado motivos para volar más allá de mi fina prisión de recuerdos tormentosos, pesadillas eternas y fantasmas de mis amores rotos.

Me alcé hacia nuevas alturas de vértigo insospechado, escalé muros imaginarios, rompí ventanas hechas de luceros y abrí mis alas tan fuertes, tan bellas, tan gráciles, que sentí orbitar a la luna; luna testigo de mis amores, luna espejo de tu belleza.

Luché contra el viento oceánico, tan celoso de nuestra pasión que vomitaba tornados, maldecía con maremotos y se secaba de tristeza; a él por ti lo derrote, por ti a él sacrifique mi nobleza.

Hice afrenta divina ante el viento de arena; desértico, estéril, rudo y mentiroso, pues silbaba mil mentiras, por que alimentaba con sus llantos mis tristezas; murió al desangrarse su llanto, al morir robo mis lágrimas turquesas.

Disparé una flecha envenenada al viento antártico y pudoroso, al llegar se escondió bajo su manto perla, al llegar nunca me miro a los ojos; de sangré manché su manto al arrancarme la bondad y la alegría de mis ojos.

El viento de las montañas rugió con furia infinita, recordándome con su tufo que no eras mía; murió al ahogarse con su bilis, ahogo mi sinceridad y destruyó una flor de loto.


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Sentí el peso de la muerte al luchar contra el viento africano; veloz, despiadado e imparable, con su lanza animal perforó mi mente asesinando mi dulzura; yo sin remordimiento con mi ira traspase su vientre.

Mis alas, hasta hace un momento eran tan fuertes...tan bellas, pero ahora son viejas e inútiles; cada aleteo que trato de dar es una ráfaga directa hacía mi corazón, cada latido que mi corazón da lastima mi mente, cada instante que estas en mi mente es un cambalache con la muerte.

Al final mis alas cedieron, se desquebrajaron y murieron; quedé a la deriva, bajo la fuerza de la gravedad de tu desprecio; caída libre y mortal, nada más esperando el impacto letal del rechazo tuyo en el asfalto estéril de la jungla de concreto donde vivimos los condenados.

Mientras caía perdí la fe, me abandono mi templanza y maldije al Dios en el cual una vez creí ciegamente, ahora era un ser vacío y a la deriva, aferrado a la fuerza de lo que fue y no sería, pero al final el amor mismo me abandono.

No queda nada más que el golpe fatal de la realidad que tratamos de negarnos, pero no nos duele ni nos hace daño, por lo menos hasta cuando todo es tarde y la ley inquebrantable de la realidad nos muestra lo que nos negamos, nos muestra lo ridículos y efímeros que somos.

El cuerpo sobrevivió a la caída fatal, pero las heridas más profundas son las que no se ven, las que hacen mella al interior y sofoca los buenos sentimientos que en mi interior existieron, y es que en este caso Ícaro no solo perdió sus alas...también perdió su corazón.

viernes, 19 de marzo de 2010

El loco que regaló su luna

Al darte la luna de mis locuras, te di la última de mis neuronas, el último latido de mi corazón y el último beso que en la vida daré.

La envolví para vos en una caja de cristal, tan limpio, tan bello, tan puro, tan trasparente, que podías verla latir al compás del débil "tic-tac" de mi corazón que en clave morse trataba de deletrear cada letra de tu maligno nombre.

El océano lloró al ver que su luna había desaparecido; las estrellas vociferaban a fuertes chillidos para ver quien era la nueva reina de la noche; Afrodita tuvo miedo de dormir en completa oscuridad; yo sonreía al imaginar que nuestra luna sería testigo de nuestras tontas pasiones.


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La luna ahora solo cantaba para mi, con una carnavalesca cumbia de los demonios de media noche; Ulises tocaba la gaita mientras Poseidón marchaba al ritmo de tambores; la ninfa Calixto tenía celos de ti, para mi vos eras la reina en tu traje multicolores.

Caminé hacia tu puerta, teñida del color del inframundo, olía a azufre y a gases, aún así respire profundo, la luna tu amor me concederá, la luna dejo de sonreír hace un segundo.

La luna agonizaba de tristeza, lloraba cenizas provenientes del Vesubio, se quejaba en lenguas africanas, blasfemaba contra aquel Dios tuyo; murió al recordar a su amante el sol, mi corazón al igual que la luna no eran parte de las fantasías de tu mundo.

Me alejé, sin mi última neurona, sin el último latir de mi corazón y sin el último beso que en la vida daré; por vos la viuda de la noche quedo sin su broche favorito...por mi ahora el sol se congela de frío.

jueves, 28 de enero de 2010

Dame un beso que dure más que una mentira.

Dame un beso que dure más que una mentira,
Y te regalo a retasos el cielo.

Dame una mirada hiriente con amor,
Y bajaré a buscar diamantes al infierno.

Regalame la nube tóxica de tu respiración,
Y prometo no juzgar las locuras de tu mente.

Concedeme el veneno dulce de tu saliva,
Y bucearé por ti en el mar de sangre y sueños.

Cedeme la inocencia que ya no posees,
Y robaré por ti las manzanas verdes del Edén.


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Permiteme abrazar tu piel sudorosa,
Y lameré de ella las huellas de tu pasado.

Dejame ver las manchas de tu cuerpo desnudo,
Y las limpiaré con mi ser sucio de ti.

Mirame directo a los ojos, bien sea con odio o amor,
Y te mostraré el calabozo de mi alma rota.

Tiendeme tu mano aún ingenua,
Y lloraré cada segundo que no pueda tenerte.

Todo esto estoy dispuesto a hacer,
Si me das un beso que dure más que una mentira.

miércoles, 20 de enero de 2010

Tragicomedia, pudor y sexo

Obsesivo deseo de pudor inunda mi cuerpo caliente, cuerpo que horas antes ardió por tus roces y quemó por tus palabras, ahora se encuentra frío y taciturno.

Acaso, la lluvia tiene pudor con su amante el sol? Acaso, la luna tapa sus senos al darle amor al mar?

Y es que si el sexo tiene que se representado en un acto teatral, yo elijo una tragicomedia, ya que no existe nada más cómico que dos cuerpos entregando sus mieles, pero entonces, por que al fingir dormir espalda con espalda, nos damos cuenta que el frío de la habitación no es el culpable del flagelo que ahora siento?

Pero en este charco que tu insistes en llamar amor, y al que yo insisto en solo llamarlo placer, vienen a mi cabeza las imágenes de una noche de eclipse sexual.


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Por eso, desearía haber tomado un par de copas, de esta forma podría culpar al alcohol de este cambalache de cuerpos, donde tu me diste tu morbo y experiencia, yo te dí mi inocencia rota.

Miro por la ventana y observo al alba que empieza a puntear en el horizonte, podría simplemente guardar estos recuerdos en el bolsillo de mi pantalón? O serías lo suficientemente tonto para esperarme con tostadas y café?

Y al igual que toda obra, esta tragicomedia de orgasmos y aplausos lujuriosos, debe llegar a su fin, bastara con una reverencia? Sera suficiente con decirte...que no vuelvas a llamarme?


jueves, 14 de enero de 2010

Recordando a un lunático muy cuerdo.

Mis pasos me han traído hasta los senderos que tu y yo alguna vez recorrimos juntos, bajo el mismo paraguas, jurando estar juntos de por vida, mientras caminábamos por el parque, riendonos de los ancianos seniles, robándonos besos tras los arboles, creyendo que en cuento feliz pueden existir dos Romeos.

Aún recuerdo tu excentricidad, tan propia y la vez tan familiar, que sentíamos ser dos extraños en el mundo, allí, tu y yo, un raro para el otro; dos gitanos errantes, embriagados de locura, drogados de delirios, locos de remate, y tal vez, más cuerdos de lo que alguna vez esa señora que nos vio besarnos podrá imaginarse.

Y ahora miro con tristeza renovada aquel café en el que cada tarde reíamos como dementes, tu con tus dientes blancos, yo con mi sonrisa amarillenta, tu con tus ojos vagabundos, yo con mis ojos que un día te puse a la venta.

Pero si ha parado de llover, por que sigo sintiendo gotas golpear mi cara? Acaso será la lluvia, o serán lagrimas rodando por mi rostro? Pero cual es la diferencia entre eso? Si un vagabundo no puede llorar bajo su descolorida sombrilla, entonces que demonios es lo que llamamos libertad?



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Y aunque parezca patetico, he leído aquella nota que alguna vez me diste, donde en tres palabras escritas, con prisa, pena y miedo, plasmaste todo lo que mi locura necesitaba oir o en este caso leer: Guevón....te quiero.

Pero si el miedo no era perderte, por que aún deseo tenerte? Si el miedo no era amarte, por que aún no consigo odiarte? Si acaso estoy loco como todos dicen....por que tu recuerdo me da la cordura que no necesito?

Me da igual, no necesito las respuestas, no necesito preguntarme más acerca de tu partida. "Te fuiste, hijupueta, te fuiste"; es lo que me repito para recordarme que no estas, que te has ido, pero entonces....por que sigo leyendo tu nota?

Aunque, siempre has sido un alma libre, un soñador, un loco de remate, un demente o simplemente un lunático cuerdo, guevón, si algún día regresas acá estaré esperando volver a oír tus historias, tus deseos y la forma en como me decías tartamudeando: "Ma...Marica te qui....ero"

Cosas que alguna vez haré.

Alguna vez te has sentido tan inocente como para fumar un algodón de azúcar?
Has dibujado una sonrisa en los niños tristes mientras lloran?
Acaso has agradecido cada escupitajo que la vida te da en la cara?

Alguna vez te has sentido tan rico que has encontrado caviar en los besos de tu amado?
Has visto minas de oro en los ojos de otros?
Acaso has saboreado el sabor de las perlas al dar un beso sincero?


Alguna vez te has sentido tan lujurioso como para querer hacerle sexo oral a la vida?
Te has masturbado de alegría?
Acaso has tenido sexo al amanecer con tu alma?


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Alguna vez te has sentido tan lleno de vida, que la vida misma parece un juego?
Has jugado a la ruleta rusa disparando balas de felicidad?
Acaso has guardado luto por cada sueño que en el mundo muere?

Alguna vez has gritado hasta quedar sin voz, para así poder hablar con los ojos?
Has robado un beso haciendo ruborizar al otro?
Acaso has dicho un te quiero dejando a un lado tus miedos?


Si alguna vez has hecho alguna de estas cosas, eres un desgraciado con suerte, fuerte, majestuoso de alma, e indomable de espíritu, básicamente un guerrero de la vida; algún día nos veremos en el nirvana, cuando con una sonrisa mire a los dioses al rostro y con mi voz más fuerte y valiente que alguna vez fue, les diga, que por fin he hecho las cosas de esta lista y otras más cuanto se me ocurran.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Relato de olores y galaxias perdidas.

Hoy es otro día de aquellos en el que tomo asiento en aquella roída silla frente a la ventana, cuyo cristal se encuentra empañado por la marea de movimientos de sombras, mientras miro por el ventanal hacia un horizonte que esta vacio de ti y tu funesta presencia.

Ya allí, postrado mirando al firmamento, juego a encontrar constelaciones con la vulgaridad de tu mirada, con la indecencia de tus labios y lo innombrable de tu nombre. Será que no he podido superarte? Será que después de ti mi galaxia ha estallado?

Tal vez no he podido olvidarte, quitar de mi ser ese hedor a sexo y azufre que dejaste impregnado en todo el lugar; pero quizás tu tampoco has borrado mi rostro de tu mente, aunque solo sea para maldecirme y jurar en voz baja, que un amor como el mio, aunque se odie, nunca se olvida.

Y puedo jurar (y de hecho lo hago), que he contado mil lunas esperando absurdamente un regreso que no sucederá, aunque creo solo haber contado diez e inclusive siento que esta es la primera que me encuentro sin ti, pues tu olor ha quedado en el universo de tu ausencia.


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Pero todo, hasta mi ser, la casa, las flores que recogimos en un parque y hasta la cama que no he tenido la decencia de tender (ya sabes que no me gusta hacerlo) parecen extrañarte, pues emanan esa fragancia que parece una sátira macabra del Diablo para recordarme tu ausencia.

He escrito cartas contandote cuantas lagrimas he derramado, cuantas he secado y cuantas he reprimido, las cuales envío al lugar a donde van los amores cobardes, acaso sigo esperando una respuesta? A caso nunca es tarde para esperarte?.

Pero en esta galaxia de luces y olores, aún sigo orbitando, esperando con la luna blanca y las estrellas rojas un regreso utópico de algo que se espera pero no se desea; olfateando con absurda miseria las huellas de tus pasos hacia la puerta, sintiendo una bocanada de aire viciado a ti, donde en esta galaxia que un día osamos llamar amor solo queda el telescopio de recuerdos en el que habitas.